Avant Pop es un carcaj lleno de admirables saetas. Su autor ha pringado cada una de ellas con posiciones de diversa alquimia para convertirlas en instrumentos de su égida (silbantes piedras envenenadas o rampantes puntas narcotizadas) y así salvarse a través de las enervantes y floridas guerras fraticidas. Cada vara tiene inscrita una prédica y su respuesta está en cada cuerpo que atraviesa. Estos poemas cumplen, en suma, con su carta de creencia. El poeta deberá buscarse en los espejos invertidos del alma, o convertirse a sí mismo en lo que sueña una argolla de auroboros. Con Pop Art y Popsicoatl (el lado A y el lado B de este cambio de piel y de plumaje literario), encarna a Quetzalcóatl, y deja atrás este doble testimonio poético, antes de seguir adelante y volver a devoronarse a sí mismo para consumar el rito más terrible y más hermoso el devenir del poeta a través de la poesía. Letras sobre papel. J.G. Medrano